lunes, 18 de junio de 2012

Si yo fuera un superhéroe



La mayoría de nosotros nos hemos imaginado alguna vez teniendo súper poderes, volando como Superman, trepando por las paredes como Spiderman, siendo invisibles etc. Es posible, de un modo más realista, aunque creo que no menos modesto, que nos hayamos imaginado siendo personas sin poderes, pero con un poder adquisitivo tal que nos permitiera hacer de justicieros al estilo Batman, o Ironman… ¿Sería cojonudo, no?

El dilema, una vez nos encontramos a nosotros mismos en esa tesitura es… ¿Y ahora qué? ¿Qué hacer con estos poderes? ¿Debo utilizarlos para mi propio beneficio? ¿Debo utilizarlos para hacer el bien? 

Asumamos que queremos emplearlos para hacer el bien, y que tenemos presente que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. ¿Qué hacemos entonces?

Muchas personas se dedicarían ser, en palabras de un buen amigo, “un superhéroe de barrio”. Es decir, intentarían bajar la criminalidad en su entorno más cercano, por ejemplo impidiendo robos, atracos, etc. Vale, eso está muy bien, pero… en serio, con unos grandes poderes ¿no es un poco mediocre dedicarse sólo a eso?

Yo cuando veo superhéroes en las películas, espero de ellos algo más. Sé que es culpa mía, y un error en mi manera de pensar, el estar esperando que venga alguien y nos salve. Debe de ser el legado cultural judeo-cristiano, qué le vamos a hacer. Pero el caso es que ese tipo de acciones se me quedan cortas. Está bien detener al atracador que le saca una navaja a una señora en un callejón… ¿Pero por qué no intenta arreglar el origen del problema? ¿Por qué no intentar parar a los narcotraficantes que han producido que esa persona sea adicta a la droga? ¿Por qué no intentar imponer una política que proporcione una menor tasa de paro y un reparto de las riquezas más equitativo para que no haya (tanta) gente que se vea en la necesidad de robar? ¿Por qué no arreglan cosas realmente gordas? ¿Por qué no paran el comercio de armas en el mundo? ¿Por qué no detener a los políticos corruptos que llevan a tantas familias a la ruina con sus decisiones? ¿Por qué no luchar por cambiar las políticas internacionales que hacen que tantos países se sumerjan en la deuda, y su población muera de hambre? ¿Por qué no instaurar políticas más equitativas en esos países? ¿Por qué no utilizar los poderes para llevar alimentos, y educación a los países menos desarrollados? ¿Por qué no imponer medidas como una sanidad universal, un desarrollo sostenible, parar la caza de animales en peligro como las ballenas, parar las redes que obligan a mujeres a prostituirse, etc.? Así podría seguir largo y tendido con muchísimos ejemplos, pero creo que pilláis el concepto.

Las respuestas que he obtenido, hablando de esto con mis amigos, son: a) “porque no puedes ser policía, juez y verdugo a la vez”, supongo que es porque eso te hace parecer menos objetivo. Es posible, pero discutible cuanto menos; b) porque “te puedes equivocar de persona”; lo cual es cierto en cierta medida, ya que por ese mismo principio, no deberíamos encarcelar a nadie, por si nos equivocamos… O simplemente, porque c) al ir a arreglar problemas de ese tipo, acabarían mandando fuerzas del orden contra ti, y en esa pelea, moriría mucha gente, y matar a gente “inocente” está mal. En este último caso, yo soy de los que piensan que desde los esbirros hasta mujeres de la limpieza de la estrella de la muerte (por poner un ejemplo) eran igual de responsables por colaborar en esa empresa. Todos tenemos que aceptar la responsabilidad de las acciones en las que tomamos parte, aunque sea de un modo tangencial. Yo soy de los que no les da pena que el soldado que ha ido libremente a la guerra muera de un balazo, o que el torero que ha ido libremente al ruedo muerda de una cornada. Si vas a matar libremente, corres el riesgo de morir. Si no, haber elegido otra opción…

En relación al tema de las responsabilidad, también soy de los que piensan que un inversor en bolsa al que le da igual cargarse la economía de un país, y mandar a miles de personas a la calle, a morir de enfermedades, a morir de hambre al especular con los alimentos o las medicinas… es una persona no ya tan mala como el atracador del callejón de antes, sino mucho peor. Es un criminal mucho más sanguinario, pero que lleva gomina, traje, corbata y que puede llegar a tener la conciencia tranquila, ya que se justifica diciendo que solo trabaja con números delante de un ordenador, y que si no lo hace él, lo haría otro. Un buen superhéroe, iría a por este tipo de personas, y a desmantelar el sistema que propicia su existencia.

En fin,  mis “contrincantes ideológicos” me han dado fuertes y buenos argumentos, aunque me han llegado a tildar incluso de dictador en potencia, pero yo sigo pensando que alguien como Superman podría hacer cosas mucho mejores por el planeta y la sociedad. Y si yo pudiera, a buen seguro que al menos lo intentaría. 

Y ahora os dejo dos cómics inspiradores sobre el tema: